viernes, 27 de febrero de 2015

MARGINALES Y CORRUPTOS



Eran las once y media, ambos salían ahora mismo desde el punto de encuentro, tras comprobar la hora con sus móviles.

Avisaban en el grupo de what’sapp: - Salimos Miki y yo ahora mismo.

El que había mandado el mensaje se coloca el teléfono en un soporte para el brazo y abre una aplicación que controla la distancia, las pulsaciones e incluso permitía mandar la posición exacta a través del GPS.

Ambos teléfonos vibran; -comprueba la confirmación; dice Toño, no le apetece ponerse a quitar el teléfono de su brazalete impermeable sujetado con velcro.

- Recibido; ¿zona marismas?-; comenta Miki. –Pongo afirmativo ¿no?
- Si

Ambos empiezan a correr; el tráfico es intermitente, las luces de las farolas tiñen la ciudad con sus luces amarillas; Miki y Toño se dirigen hacia el lugar donde se acaban las luces con ropa de deporte y una pequeña mochila de la que sale un tubo para beber agua. El verano se estaba acabando, aunque su calor aun se deja notar por la madrugada.

-Tío se acaba lo bueno, en cuatro días tenemos que salir en calentadores, los inviernos aquí son jodidos.
-Yo prefiero pantalones largos, con esas mallas no puedo respetarme a mí mismo, además las noches mas frías no es necesario que salgamos, con el frio la gente tiende a mantenerse en lugares calientes, no suele salir fuera de la ciudad.
-Puede que tengas razón, aun así yo seguiría saliendo.

Habían roto a sudar cuando llegaron al paseo de las marismas, era una reserva de aves, dentro de la cual ninguna farola perturbaba el sueño de patos, garzas y demás especies, sean acuáticas, subacuáticas o terrestres. Seguían a buen ritmo mientras se adentraban a lo más profundo del camino.

-¿Tu mujer no se mosquea contigo por salir a estas horas a correr?, la mía esta siempre echándome en cara que me creo un Madelman.
-Es mejor esto a que nos pasemos la noche en el bar, con ese argumento la dejas planchada. Por cierto tengo la petaca aquí para cuando paremos.

En cuanto se fueron llegando a la parte del bosque central disminuyeron el paso, allí había un merendero con tres mesas con dos bancos hechos  de piedra y madera. Toño llevaba la linterna apagada en la mano, poco antes del conjunto de mesas y sillas fueron caminando pegado a los arbustos y plumeros muy despacio, hasta pararse en los plumeros de la esquina, Toño saco el móvil de su brazalete, poso la linterna y guardo el móvil en la mochila, saco una navaja y la petaca.

-Espero que no uses eso-; dijo Miki mirando la navaja.
-Tío, estas entre arbustos, ¿y si te sale una serpiente, o una rata cabreada?, hazme el favor de no pensar chorradas, diles que ya hemos llegado y que estamos en la esquina superior derecha del merendero, esperaremos aquí un rato.

Miki hizo caso. Toño dio un trago y se lo paso a Miki

-¿Puedo echarle agua?
-Porque es verano, pero no te pases.
-Tío no sé cómo puedes beberlo a pelo tan tranquilo
-Lo que no se yo es que mierda tomarían los del lejano oeste, si ahora un whisky malo no hay quien lo tome, a saber que beberían esos pistoleros.

Miki le miraba con cara de oír, pero no escuchaba lo que decía, o no entendía, o no quería entender.

-Me sorprende que no se mataran todos entre ellos tomando eso, tendrían los estómagos abrasados entre el calor del desierto y ese alcohol, venga dale un trago y cállate

Miki pego un trago rápido, Toño agarro la petaca y se sentó en la hierba. Miki mantenía la cabeza asomada hacia el área de comer, Toño se quitaba piel y mierda de las uñas con la navaja mientras concentrada el noventa por ciento de su cuerpo en el oído dejando el otro diez para  una tarea tan inútil como una manicura a oscuras y con una navaja.

-No se oye a nadie.
-Espera un poco puede que haya gente fumando un canuto entre las mesas, o quizás echando un polvo y se han callado al escucharnos llegar. Déjame seguir mirando.

Toño mantenía la mirada fija en sus uñas, pega otro trago y enciende un cigarro.

-¿Tío, sales a correr y te pones a fumar?
-Tócame los huevos que cuando te vea en mallas vas a flipar.

Solo se oían ruido del interior de la charca, seguramente algún pato o algo por el estilo, no se percibían serpientes ni ningún otro ruido acercándose a su posición.


-¿Miramos desde el interior del bosque a ver si vemos algo?
-Vale




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